Hace varios meses acudí a una jornada sobre cómo gestionar el talento en épocas de crsisis. A priori la jornada parecía que iba a ser muy interesante y, aunque ya hace tiempo que tengo claro que ninguna jornada va a darme la fórmula mágica en la gestión de personas, resulta interesante acudir aunque sólo sea por la interacción con compañeros de profesión.
Lo cierto es que salí con un cierto regusto agridulce. Por un lado, pude ver ejemplos de empresas que están realizando una gestión de personas muy interesante. Y por otro, salí con la sensación que si tu empresa no está internacionalizada prácticamente puedes darte por muerto, tal y como están las cosas actualmente.
El broche final a la jornada lo puso una frase que cada vez oigo más vaya donde vaya: «Hay que reinventarse». La verdad es que es una expresión que oigo de forma continua como si a fuerza de repetirla, la reinvención operase más rápidamente y mejor.
Aquello me hizo reflexionar sobre qué quiere decir realmente esa frase y llegué a la conclusión de que en definitiva no es más que una forma elegante de decir: «hay que cambiar«. Incluso me ha llamado la atención encontrarme en algún perfil de Linkedin que pone «reinventándome» donde normalmente aparece el puesto de trabajo desempeñado.
Me resulta muy llamativo la ligereza con la que se trata algo tan importante y a la vez tan dificil en las organizaciones: el cambio, ya sea personal u organizacional.
Muchas empresas tienen un pasado de éxito que resulta bastante dificil de cambiar única y exclusivamente por el hecho de que la economía no esté funcionando. Por lo general estas empresas tienen la creencia de que lo que falla son los factores externos y no sus propios procesos o empleados.
Este tipo de actitud es bastante habitual. Las personas, en general, nos cuesta realizar cambios salvo que no nos quede remedio. Y sobre todo si nos ha ido bien hasta ahora, ¿por qué deberíamos cambiar?. En ese sentido somos bastante reactivos. Y lo peor es que cuando hacemos esos cambios, como solemos hacerlo porque no nos queda más remedio, los realizamos a destiempo, de mala gana y con poco convencimiento.
No es extraño el día en que las noticias nos muestran un ejemplo de alguna empresa que no ha sido capaz de «reinventarse» y que por lo tanto, ha tenido que hacer algún ajuste muy severo de plantilla o incluso no ha sido capaz de superar sus dificultades.
Para mí la frase del libro El Gatopardo «Algo debe de cambiar para que todo siga igual»refleja con bastante realismo este tipo de situaciones.
Una empresa con una cultura claramente orientada hacia el cambio en sus procesos y empleados, provoca que esos cambios se produzcan de forma natural y sin necesidad de forzarlos. Eso requiere de tiempo, esfuerzo y sobre todo de una clara voluntad y de predicar con el ejemplo. Desafortunadamente, hoy en día, nos encontramos con muy pocas empresa que tengan una clara vocación de cambio implantada en su cultura empresarial.
Tener esta visión requiere de humildad empresarial y, capacidad para enfrentarse a los posibles inconvenientes que supone el estar abierto al cambio. Significa dar a los empleados la capacidad de que puedan plantear y desarrollar nuevos proyectos y de que éstos se sientan escuchados. Implica primar aquellas propuestas que sean innovadoras y que pueda significar ser el «raro» del sector.
Y sobre todo significa tener la voluntad de querer cambiar.
Hace algún tiempo, una compañera me pidió ayuda para hacer unos cambios a nivel personal. Había terminado un curso de Coaching y tenía ciertas herramientas para realizar su cambio. Sólo necesitaba de mí un poco de orientación y seguimiento. Como tenía muy claro cuál era su objetivo, me limité a escuchar qué herramientas iba a utilizar para su cambio y a orientarla. Tras varias semanas, nos volvimos a sentar y le pregunté cómo iba con sus avances. Para mi sorpresa me dijo que mal. Se había dado cuenta que realmente no quería hacer esos cambios. Como su respuesta me extrañó indagué cuál había sido el motivo de plantear inicialmente ese cambio. Su respuesta me dejó aún más extrañada: le habían dicho que necesitaba hacer algunos cambios a nivel personal y ella lo había incorporado como su propio objetivo pero en realidad no lo sentía así. Evidentemente no realizó ningún cambio. No lo veía necesario.
Esto es algo bastante habitual. Las personas no cambiamos si no vemos la necesidad de hacerlo, aunque el feedback que recibamos de los demás es que nos convendría.
Y es que sólo cambiamos cuando lo que hacemos deja de servirnos.
Buenos días Isabel, en primer lugar darte la enhorabuena por este magnifico blog, yo he decidido emprender una bella travesía personal en busca del talento, en esta es un placer encontrarme con gente como tu que camina hacia el mismo sentido. Para mi reinventarse es buscarse a sí mismo constantemente, ser feliz, hacer lo que te gusta, salirte de tu zona de confort, experimentar nuevas sensaciones, cambiar…
Te animo a que te pases por mi blog:
http://laeradeltalento.blogspot.com.es/
Un abrazo!
@JaviGRubio_
Hola Javier:
Muchas gracias por pasarte. Le he echado un vistazo a tu blog. Vaya, resulta que tienes la palabra reinventarse de cabecera!. A mí también me gusta encontrarme con personas como tu que tienen tan claro sus objetivos. Me gusta mucho tu concepto de reinventarse y veo que se aleja, menos mal, de lo que estoy leyendo y escuchando ultimamente.
Gracias por dejar tu comentario.
El cambio comienza con uno mismo pero también se puede ver desde el otro lado de la mesa. En otros países que consideramos más avanzados (nórdicos, suiza…) no te cuelgan una etiqueta cuando comienzas tu carrera laboral a los veintipocos hasta tu jubilación. Creo que ese cambio a abrir la mente tiene que venir de la gestión propia de la empresa que pueden darte ese empujoncito para la reinvención, por ejemplo una práctica sería que en los procesos de selección se debería hacer una selección por competencias de verdad y no comprobaciones de vidas laborales y eso permitiría ampliar los espectros y las posibilidades de las personas. Eso si hablamos de procesos externos pero, ¿y las recolocaciones internas? De qué sirven los procesos de assessment? las evaluaciones de desempeño? Si la secuencia de puestos es estrictamente vertical el cambio está limitado.
Hace años leí que el ser humano es un ser de costumbres y le cuesta mucho el cambio y salir de la zona de comfort y como decía al principio, el cambio está en uno mismo pero la gestión de las empresas tienen que colaborar.
Hace años tuve que selección un ingeniero industrial para un puesto concreto relacionado con un laboratorio. Tenía 2 candidatas estupendas, jóvenes con idiomas y experiencia exacta en lo que buscaba. Había otra chica a la que aconsejaron mal en la oficina de orientación laboral de su universidad y dedicó casi 3-4 años a realizar cursos inservibles para ampliar currículum. Cuando pasado ese tiempo, decidió buscar ya era «muy mayor» y no tenía experiencia suficiente. Había intentado volver al mercado (o entrar porque nunca estuvo en el)a través de becas donde tuvo una experiencia terrible. Con 27 años no tenía oportunidades y se dedicó a ser dependienta de una conocida marca. Ella fue la candidata seleccionada. La motivación que tenía no la había visto en años y el agradecimiento a la oportunidad se traduce a que a día de hoy avanzó y es jefa de su área.
Hola Ene:
Qué historia tan bonita!!. Qué razón tienes cuando dices que el cambio debe de venir desde el otro lado de la mesa. No puedo estar más de acuerdo. Desafortunadamente estoy encontrandome cada vez con mas resistencias a realizar cambios en cualquiera de los dos sentidos. Y quizás no nos damos cuenta que, nos gusten o no, los cambios son algo necesario y natural. Creo que hemos vivido mucho tiempo instalados en nuestra zona de confort y nos está costando adaptarnos a la nueva realidad.
Estoy contigo en que los procesos de selección necesitan una vuelta de tuerca. No estamos dando lo mejor de nosotros ni como candidatos ni como entrevistadores.
Gracias por tu comentario.
Es que en la zona de confort se está muy calentito…. (jeje)
Y que lo digas!!! 🙂
Hola Isabel, una vez más destaco la sinceridad y coherencia de tus escritos. Me parece que son bastante vivos y desgarradoramente ciertos en algunos casos. Es puro sentido común que tanta falta hace en personas y organizaciones, bueno finalmente en Personas, porque la organización es posible por la gente que la conforma.
Sí es un tema que por ejemplo yo que vivo en Medellín elegida como ciudad innovadora, está en los medios, y en el imaginario ciudadano, pero innovación y reinvención se convierten en imperativos que si son obligatorios pierden la esencia de la mejora y el cambio. cambiar para que todo siga igual, genial frase. En fin, felicitaciones por tú texto, muy de acuerdo con lo que planteas. Me encantó la imagen.
Seguimos tejiendo red. Mi Twitter es @luisdavidtobon
Hola Luis David:
Muchas gracias por pasarte.
Me encanta que consideres que son puro sentido común porque es algo que me preocupa y en cierta manera me obsesiona. Creo que en gestión de personas hemos perdido un poco el norte y vamos de un lado a otro sin ser especialmente coherentes. Como tu comentas, la coherencia es algo imprescindible.
Muchas gracias por tu comentario.