A lo largo de los más de 15 años que he trabajado por cuenta ajena he fantaseado unas cuentas veces con la idea de no reincorporarme a mi trabajo tras mis vacaciones veraniegas.
La realidad es que nunca lo he hecho y al final he terminado por volver a mi trabajo quedándose solo en una fantasía.
A veces lo he hecho relajada y después de haber disfrutado de unos días de descanso sabiendo que los retos del trabajo eran lo suficientemente motivadores como para volver con ilusión como cuando éramos niños y sabíamos que empezaba un curso nuevo y estaba todo por estrenar.
Pero en otras ocasiones la vuelta ha sido dura, con una sonrisa forzada y tratando de transmitir que me sentía ¿afortunada? por tener un trabajo al que volver después de unas merecidas vacaciones.
Lo cierto es que las vacaciones de verano para mi han supuesto muchas veces un punto de inflexión a la hora de toma decisiones que afectaban a mi carrera profesional.
El verano, el descanso y las vacaciones son momentos en los que es habitual hacer un cierto repaso de cómo ha ido el año.
Muchas veces no nos damos cuenta de lo incómodos que estamos en un trabajo hasta que no pasamos un cierto tiempo fuera de él. Y por lo general el fin de semana no suele ser lo suficientemente significativo como para poder tomar distancia de cómo nos sentimos en esa empresa o trabajo.
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¿Tu trabajo se ha convertido en una jaula de oro?
Hace unos años, antes de dejar de forma definitiva la «comodidad» del trabajo por cuenta ajena y lanzarme a la maravillosa incertidumbre de ser dueña de mi propia carrera profesional, aunque a veces no sepa si voy a poder pagar la hipoteca ese mes, una persona me hizo reflexionar sobre si mi trabajo se había convertido en una jaula de oro.
Y efectivamente, había llegado a ese terrible punto donde NO me gustaba mi trabajo ni la empresa para la que trabajaba pero me sentía incapaz de tomar una decisión adecuada en ese sentido.
Pensaba que tampoco era tan malo lo que tenía y que a nivel laboral es muy difícil poder tenerlo todo. Al fin y al cabo solo unos pocos privilegiados disfrutan con su trabajo.
En aquellos momentos la decisión, no era solo dejar la empresa y buscar otra trabajo, sino que iba mucho más allá ya que significaba empezar mi propio proyecto de emprendimiento en un momento donde todavía la situación de la economía española era muy complicada.
Algunas señales para identificar tu jaula de oro
Es posible que en estos momentos cuando leas este post no tengas consciencia de que, eso mismo que me pasó a mi, te puede estar sucediendo.
Resulta difícil poder discernir en ocasiones cuándo lo que hacemos es lo que en realidad queremos hacer o más bien lo que nos hemos creído que queremos hacer a fuerza de repetírnoslo.
Sin embargo, había una serie de señales que en su momento supe ver y que me indicaban que mi trabajo era una gigantesca jaula donde parecía que todo funcionaba bien, si no fuese porque yo no quería volver al trabajo después de mis vacaciones:
- Necesitaba buscar argumentos sólidos para convencerme a mi misma de que ese trabajo era lo mejor que me podía pasar y que en el fondo no estaba del todo mal: mi colección de argumentos crecía a la misma velocidad que el tiempo que pasaba en la empresa y cada vez necesitaba más y mejor construidos porque lo que al principio me valía me dejó de funcionar.
- Cada vez había menos aspectos de mi trabajo que me motivaban pero yo me empeñaba en no hacer caso de esos indicios porque pensaba que todo lo demás compensaba esos «pequeños» inconvenientes: me engañaba a mi misma diciendo que tenía cosas muy valoradas, como la estabilidad de un contrato indefinido o el hecho de saber que a final de mes iba a cobrar sin tener que preocuparme por mucho más, sobre todo pensando en la situación que estaba viviendo muchas personas. En el fondo sentía que era muy afortunada o eso pensaba yo.
- La rutina suele ser muy mala compañera de trabajo: lo peor que me puede pasar en un trabajo es que me aburra y cuando siento que ese trabajo tiene mucho de rutina y poco de desafío, sé que está llegando a su fin. Sin embargo las personas solemos ser «animales de costumbres» y romper con rutinas que llevan años instaladas en nosotros resulta difícil y, sobre todo, aterrador. Nos gusta la rutina porque nos da sensación de seguridad y que controlamos lo que sucede a nuestro alrededor cuando la realidad es que como personas dejamos de crecer en el momento en el que la rutina se instala en nuestro día a día.
¿Vuelvo al trabajo después de vacaciones? sí, pero con los deberes hechos
Algo que suele suceder con frecuencia es que en esos días de descanso veamos como una opción muy sólida el dejar nuestro trabajo o buscar aires nuevos.
Al fin y al cabo los meses de Septiembre y Octubre suelen ser los de mayor movimiento a nivel laboral y no está de mas tenerlo en cuenta si nos planteamos de forma seria un cambio.
Ahora bien, no es extraño que ese primer impulso vaya diluyéndose en las siguientes semanas a la vuelta de vacaciones porque no hemos sido conscientes de que el tamaño de nuestra jaula es más grande de lo que nos pensamos.
Es por eso que esos momentos de descanso pueden resultar muy útiles para poder desarrollar una estrategia de salida de tu empresa de cara a ese cambio.
Algunas ideas para poder ir haciendo en vacaciones y que pueden ayudarte a tomar la decisión de cambiar de trabajo:
Aunque en verano hay pocas ofertas de empleo, puede ser un buen momento para poder ver qué está pasando por el mercado de trabajo
Qué tipo de perfiles son los más demandados, habilidades que se requieren en los candidatos… De lo que se trata es de poder reunir información que se haya publicado en los meses anteriores y que nos permiten poder tomarle la temperatura al mercado laboral. La información que hayamos podido recabar en los meses previos al verano nos van a poder dar buenos indicadores de cómo va a evolucionar el mercado a partir de septiembre con lo que podemos ir desarrollando ya nuestra estrategia de búsqueda de empleo.
El verano es un momento muy adecuado para poner a punto nuestros perfiles en redes sociales:
Hacer una lavada de cara de nuestro perfil de LinkedIn o incluso abrirnos un perfil en twitter pueden ser muy buenas opciones en nuestros días de descanso. Aunque la actividad en redes sociales disminuye de manera notable, es un momento muy adecuado para poder activar nuestra presencia en redes sin que hayan muchos ojos pendiente de lo que hacemos. Es por ello que no está de más poder atrevernos a hacer aquello de en otro momento nos habría costado ya que la incidencia de nuestros posibles «errores» será pequeña.
Si la vorágine del día a dia no nos permite poder estar lo suficientemente actualizados, el verano puede serán buen momento para poner al día nuestros conocimientos y, de paso, testeamos si nos estamos quedando obsoletos en nuestra área profesional
No hace falta que nos matriculemos en pleno verano de un curso o de que nos impongamos la rutina de tener que madrugar par ir a clase. Hoy es mucho más sencillo. Solo tenemos que entrar en la red y buscar aquellos conocimientos que más nos interesen.
Como la canción.. volver, volver, volver… a tu lado otra vez….
Bueno, no todos vuelven y tampoco se hunde el mundo por ello. Nos frenan nuestros miedos y el tamaño de nuestra jaula de oro.
Isabel
sobre todo el miedo!!
pero como dicen, el miedo es libre
beso
No hay más remedio
SIEMPRE hay otra opción. Me resisto a pensar que «no hay otra». Si fuese así no me habría movido de mi primer trabajo.
Gracias por pasarte por el blog.
Isabel
pero hay veces que nos acobardamos y no nos atrevemos a cambiar…
en tu caso, me alegro que no fuera así
beso
Reblogueó esto en .
Durante toda mi vida he pensado en verano montar un negocio durante mi mes de vacaciones,pero me para la responsabilidad con mi familia . La hipoteca…
Me alegro de que hay gente que se atreve a dar el salto.
Gracias Rosa por pasarte por el blog!
Igual en algún momento tu idea pasa de ser un sueño a ser una realidad.
Todo es cuestión de proponértelo.
Isabel
Hola, muy buen artículo. Hay vida más allá del trabajo a cuenta externa. Si no lo creeis, probadlo ! atreveos! a lo mejor descubris que valeis más de lo que os hacen creer !! la hipoteca? si. A todos nos preocupa. Pero la vida son 4 dias… hazlo o no lo hagas …
Gracias Pablo por tu comentario!
Creo que más de uno nos hemos sentido de alguna manera como que no íbamos a ser capaces de ello y en el fondo es cuestión de ser capaces de vencer nuestros propios miedos.
isabel
Gracias por la reflexión
Gracias a ti por pasarte por el blog!
Isabel
Muchas gracias Isabel. Totalmente de acuerdo.
Gracias Isidro! felices vacaciones
[…] ¿Y si no vuelvo a mi trabajo después de las vacaciones?, por Isabel Iglesias en su blog Descubriendo […]
[…] ¿Y SI NO VUELVO A MI TRABAJO DESPUÉS DE LAS VACACIONES? […]
Lo dejas y resulta que no encuentras nada. Ahora que pasa.?? No es tan fácil como lo pintais. Hay que dar pasos seguros no saltar al vacío y sobre todo cuando ya no tienes 20 años. Y la situación en España es de un paro creciente. Por favor no seáis ilusos. Puedes buscar tu realización fuera del trabajo. Puede q tu trabajo no valga un duro pero te da para vivir y en tu tiempo libre proyectate y cuando veas que tienes la oportunidad hazlo. Pero no a lo loco.
Hola Rosa:
En el post, a partir de «vuelvo al trabajo con los deberes hechos» hablo precisamente de tomar la decisión y de prepararse para ello.
En ningún momento hablo de dejar el puesto sin tener otra cosa.
Eso no lo recomendaría en ningún momento. Y no solo eso sino que doy pautas para que quien quiera lo pueda planificar.
Saludos
Isabel