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Carrera profesional

¡Deja de poner excusas! nadie va a traerte el trabajo a casa

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Hace varios meses me encontré con este tuit que se había convertido en viral por la red:

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Según cuentan mis padres, cuando no había acabado todavía la EGB (soy de esa generación ;-)), un día llegué a casa diciendo que quería ser abogada.

Como suele ser habitual con esa edad, no me tomaron en serio porque pensaban que se me pasaría con el tiempo. Además la elección les resultó muy llamativa ya que en mi familia no había ningún abogado ni ningún tipo de tradición con lo que no se explicaban cómo había podido llegar a esa decisión sin haber tenido ningún modelo, salvo las películas de abogados de la tele.

El caso es que llegó el momento de matricularme en la universidad y como no podía ser de otra manera puse en mi solicitud «derecho» como la carrera que quería estudiar.

Hasta aquí todo muy bien, salvo que cuando estaba acabando 1º de derecho me dí cuenta ¡que no quería ser abogada!.

Tanto tiempo deseando entrar en la universidad para estudiar derecho y cuando por fin llega el momento me doy cuenta que eso no era lo mío.

Lo cierto es que la carrera me gustaba y se me daba más o menos bien pero no me veía por los juzgados con la toga puesta. Yo no estaba hecha para eso.

Hasta que llegó 4º de Derecho y conocí el derecho laboral, una de las asignaturas más poco queridas por la mayor parte de los estudiantes pero que a mi me atrapó.

Sin embargo me encontraba con el problema de que no quería ser abogada laboralista así que volvía un poco a mi punto de partido: ¿qué hacía con la carrera de derecho y gustándome el derecho laboral sin querer entrar en un juzgado?

Así fue como llegué a la gestión de personas. Para mi fue la unión perfecta: la parte jurídica, que me encantaba, y la de gestión de personas que empezaba a despuntar de forma tímida en aquellos momentos en España.

Mi primera entrevista para un trabajo «serio» fue para una multinacional del sector de la distribución. En aquellos momentos necesitaban incorporar a recién licenciados para sus centros comerciales para ocupar puestos como mandos intermedios. Mostré mi interés y alta disposición para formar parte del área de personal, como se llamaba en aquel entonces, pero tenía una gran pega: no era psicóloga y no se entendía muy bien qué haría una «abogada» en un puesto enfocado a personas con una formación, digamos, más humanista.

En aquella época se esperaba de la gente que asumía puestos en el área de personas que tuviesen formación relacionada con la psicología o similar. Tuvieron que pasar varios años hasta que empezaron a verse en los departamentos de RRHH profesionales de disciplinas muy distintas, incluido algún ingeniero despistado ;-).

Pasé tres años en esa empresa y cada cierto tiempo pedía pasar al área de personas. Petición que me fue denegada todas las veces.

Por aquél entonces yo ya tenía claro que quería trabajar en el área de RRHH pero me encontraba con varios inconvenientes: hacía ya 4 años que había acabado mi carrera, no había trabajado «de lo mío», como se suele decir, y además no había podido hacer ningún tipo de formación específica en el área de RRHH ya que mi trabajo en aquellos momentos era muy absorbente.

Visto así podrían parecer unos cuantos inconvenientes. Además mucha de la gente que tenía a mi alrededor me decían que era bastante complicado ya que suponía casi empezar de cero a nivel profesional.

Al final dejo el trabajo y empiezo a estudiar un Master en RRHH que me llevó 1 año y medio al compaginarlo con mi trabajo  y una boda de por medio, pero lo consigo acabar.

Podría parecer que lo más difícil estaba ya hecho pero no había hecho nada más que empezar. Ahora me tocaba demostrarme a mi misma y a los demás que podía hacer lo que llevaba tanto tiempo persiguiendo y suspirando. Ya no tenía excusas para poder pelear por lo que quería.

Si has llegado hasta aquí y has leído mi historia, es posible que te preguntes qué tiene que ver lo que te he contado con el tuit del principio.

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Depués de casi 20 años trabajando he podido descubrir varias cosas que, parecen obviedades, pero que conviene recordar de vez en cuando:

  1. Las circunstancias que nos rodean son las que son pero tenemos la capacidad de poder transformarnos nosotros para que éstas cambien. Otra cosa es que estemos dispuestos a hacer el esfuerzo que eso implica. Podía haber seguido trabajando en la multinacional. Al fin y al cabo ya conocía el trabajo y la empresa, pero no era eso lo que quería. Yo quería trabajar en el área de RRHH y sabía que no lo tenía nada fácil. No tenía conocimientos ni experiencia ni nada, pero sabía que queria eso y lo quería a toda costa, aunque eso significó que tardé 4 años en conseguir mi primer trabajo relacionado con el área de RRHH. No hice caso de las personas que me rodeaban y me decían que era muy difícil ¡Eso ya lo sabía yo! Solo escuché a las que me apoyaron, que fueron muy pocas.
  2. Pese a que no tenía casi experiencia en RRHH aprovechaba cualquier oportunidad que tenía para aprender de una manera completamente informal. No podía estudiar un Master en aquellos momentos pero me ofrecía para hacer cosas que, aunque no entraban dentro de mis funciones, a mi me parecía que podían ayudarme en un futuro, como participar en entrevistas de trabajo, aunque no hacía falta que estuviese. No me limitaba a hacer lo que se esperaba de mi trabajo, sino que asumía tareas nuevas con el objetivo siempre en mente de que quería llegar al área de RRHH.
  3. Me presentaba a entrevistas de trabajo para profesionales de RRHH, muchas de las cuales ni siquiera me llamaron porque tenía poca experiencia y porque los reclutadores no terminaban de entender ese cambio profesional que quería hacer. Hasta que llegó «esa entrevista» en la que en vez de preguntarme por mi formación y experiencia simplemente buscaron capacidad y actitud. Aquella entrevista fue la que me abrió la posibilidad de trabajar en RRHH.
  4. Me llama la atención cuando a veces la gente tilda de «suerte« lo que has podido conseguir cuando ni siquiera conocen la historia que hay detrás. Solo ven lo que es visible en estos momentos, pero no la historia que te acompaña y que, gracias a ella, has llegado hasta ese punto. Absolutamente TODAS mis experiencias anteriores, aunque hayan tenido poco que ver con mi actual profesión, me han sido muy útiles para poder entender qué es la gestión de personas. Hoy en día encuentro con que se tiende en exceso a desmercer experiencias que poco tienen que ver con nuestra actual profesión, cuando son justamente las más valiosas ya que nos dan una visión global.
  5. Y quizá lo más importante de todo: dejé de ponerme excusas para ir a por lo que quería sin que nadie me lo trajese a casa, porque eso solo sucede en las películas.

Nadie tiene el derecho de decirnos lo que podemos o no podemos conseguir. Ni siquiera tú mismo.

Isabel Iglesias

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Comentarios (16)
  1. nereamontanescardenas 8 años atrás

    Cuánta razón tienes Isabel, es una pena que tengamos que esconder nuestra vocación detrás de un título y que si encima llega más tarde de lo normal, nos sintamos menos que el resto cuando el talento está ahí esperando a lucir y ayudar al resto. Muchas gracias por el artículo, un abrazo.

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    • Isabel Iglesias 8 años atrás

      Gracias a ti Nerea por dejar tu comentario. Me alegro que te haya gustado.
      Isabel

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  2. adrianagmz 8 años atrás

    Reblogueó esto en Emprendedores en Primera Persona.

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  3. Lic. Mónica Nieto 8 años atrás

    Buenos y soleados días Isabel. Cuando te leía, me leía!
    Estudié Sociología, pero curse derecho laboral para colaborar con quien entonces era mi novio que no podía asistir por sus horarios, y me encantó. Tanto así que me incliné dentro de mi carrera por la sociología de las organizaciones.
    Mi profesión, apenas lanzada al mercado laboral (en plena salida del período dictatorial), no me permitía un ingreso digno y trabajé en varias organizaciones como administrativa donde invariablemente terminaba colaborando en el viejo departamento de «personal» y posteriormente gerenciando empresas en el área administrativa, donde las relaciones laborales estaban incluidas por defecto.
    Tenía muy claro que me hacía feliz ocuparme de la gestión de personas y todo lo relacionado con los procesos inherentes, pero no tenía ninguna certificación específica y aun np se entendìa mucho de que modo la especialización en «sociología organizacional» contribuía a un buen desempeño en un cargo como el que deseaba, no era psicóloga ni licenciada en relaciones laborales de modo que no estaba fácil.
    En cuanto tuve oportunidad me embarqué a cursar una tecnicatura en RRHH (compartiendo el tiempo con el trabajo y la crianza de dos niñas pequeñas) y obtenida la titulación, me aboque a buscar ese lugar que quería en diferentes organizaciones pues ya tenía respaldada la práctica y experiencia de mas de 15 años con una certificación válida.
    Desde hace mas de diez años tengo el placer diario de hacer lo que verdaderamente me gusta, de enfrentar retos maravillosos y sobre todo de difundir a través de mis propia experiencia que se puede,
    Se puede todo lo que queremos, pero que hay que ir en su búsqueda con intención y con pasión.
    Un gran abrazo!

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    • Isabel Iglesias 8 años atrás

      Me ha encantado leerte Mónica! parace mentira como dos trayectorias profesioanles pueden parecerse tanto.
      Muchas gracias por compartirlo con todos!
      Isabel

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  4. SetentaMillas 8 años atrás

    Fantástico post Isabel! Creo que me has dado la idea perfecta para un futuro post en mi blog relacionado con las experiencias previas. Una Gran Sonrisa y gracias por «iluminarnos» con tus conocimientos y experiencias.

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    • Isabel Iglesias 8 años atrás

      Gracias Jose!!!
      Me encanta saber que mi post te ha servido de inspiración.
      Isabel

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  5. pgmusne7 8 años atrás

    Me ha encantado tu post, Isabel. Personalmente, me encanta encontrarme con gente que arde con lo que hace, que se emociona, lo vive y lo transmite. En nuestro blog, dedicamos un post a esa gente que ama lo que hace, os dejo en enlace por si le queréis echar un ojo https://tucajadetalentos.wordpress.com/2014/07/09/arder-o-no-arder-esa-es-la-cuestion/
    Mil gracias por compartir tu experiencia.
    Un abrazo
    Patricia Gómez

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  6. Poli Impelli 8 años atrás

    Excelente, Isabel. Estoy justamente buscando cómo unir mis valiosas experiencias pasadas para darle forma a un nuevo trabajo en lo que amo. Es sabido que toda experiencia nos sirve, pero mejor aún es tener claro qué deseamos con pasión para darle forma en el camino. Totalmente de acuerdo con el tema de la «suerte». No miramos lo que hay detrás en una historia de vida para comprender que cuando llegamos es porque hubo un gran esfuerzo y pasión que nos impulsan y nos llevan hacia donde deseamos. Lo que llaman suerte es preparación + oportunidad.
    Un abrazo y gracias por compartir.

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    • Isabel Iglesias 8 años atrás

      Muchísimo ánimo Poli con tu búsqueda. Estoy segura que llegarás a ello.
      Isabel

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    • María 8 años atrás

      Efectivamente, suerte = preparación + oportunidad.
      En mi caso aún estoy esperando esa oportunidad. Pero llegará, con esfuerzo e ilusión.
      Me ha gustado mucho tu historia.
      @MariAmbient

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      • Isabel Iglesias 8 años atrás

        Muchas gracias María por tus palabras y estoy segura que esa oportunidad llegará 🙂
        Mucho ánimo!!
        Isabel

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  7. MªJosé Vizcaíno 8 años atrás

    Hola Isabel, gracias por compartir tu historia personal.
    ¿A cuántos de nosotros han intentado quitar de la cabeza una vocación por no ser hipotéticamente «rentable»?
    Quien persigue su meta sin descanso siempre acaba triunfando en mayor o menor medida.

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    • Isabel Iglesias 8 años atrás

      Muy cierto Maria José. A mi no me trataron de quitar lo la cabeza lo de ser abogada sino que me lo quite yo solita pero me preocupaba decepcionar a mis padres que tanta ilusión les hacía lo de que su hija fuese la primera licenciada en la familia. En fin, eso son pequeños obstáculos que necesitamos aprender a superar.
      Gracias por tu comentario.
      Isabel

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