Hace unos días veía por LinkedIn un debate muy interesante donde, una persona que se encontraba en búsqueda activa de empleo, comentaba que no entendía las razones por las que no era una candidata válida por el simple hecho de no estar trabajando.
Y tiene toda la razón del mundo.
Desafortunadamente es algo que cada vez me encuentro con más frecuencia: empresas que prefieren no tener a candidatos que están desempleados por razones absurdas y, desde mi punto de vista, nada fundamentadas en argumentos sólidos.
Permitidme la expresión pero a veces tengo la sensación de que un candidato que está desempleado se convierte en una especie de «apestado» en los procesos de selección. Pocas empresas lo quieren y las que aparentemente pueden estar interesadas, aprovechan su situación de búsqueda de trabajo para tratar de renegociar las condiciones laborales, ya sea salario, contrato…
Algunas de las explicaciones peregrinas con las que me he topado a lo largo de los años:
- Un trabajador desempleado tiene más posibilidades de estar desactualizado que uno que sí está trabajando: algo que no tiene por qué ser así. Damos por hecho que alguien que está de forma repetitiva haciendo una serie de tareas, es una persona que puede tener un buen nivel de desempeño. O por lo menos conoce lo que tiene que hacer en su puesto de trabajo. Lo cierto es que se suele tender a confundir la realización de tareas sin más, que muy posiblemente es lo que sucede en la gran mayoría de los casos, con la realización de tareas aportando valor. Es más, es mucho más probable que una persona que está desempleada tenga sus conocimientos mucho más actualizados que alguien que trabaja por una sencilla razón: una parte importante del tiempo que antes se dedicaba a trabajar, cuando se está desempleado se emplea en reciclarse y formarse.
- Un trabajador desempleado puede ser una persona que le cueste adaptarse a la rutina del día a día de una empresa: si partimos de la base de que la situación de desempleo es temporal y que nadie, por lo menos que yo conozca, desea estar eternamente sin trabajar no encuentro razones de peso para poder afirmar esto. Al fin y al cabo todos disfrutamos de vacaciones y el que más y el que menos, pierde un poco de ritmo durante esos días.
- «Si no trabaja será por algo»: esta afirmación la he escuchado durante mucho tiempo hasta que llegó la crisis. Se consideraba que si alguien no trabajaba era porque le habían despedido. Y si le habían despedido era por algo. Y ese «algo» debía ser lo suficientemernte importante como para que esa persona ya no estuviese en la empresa. Afortunadamente llegó la crisis, sí has leído bien: he dicho afortunadamente, para poner un poco las cosas en su sitio y que más de un entrevistador se viese inundado por decenas de miles de curriculum de personas que estaban desempleadas y que no habían hecho nada para estar en esa situación.
En busca del candidato perfecto, si es que existe
En definitiva, es como si se tratasen de candidatos imperfectos: personas que con el curriculum en la mano podrían ser perfiles que se ajustan muy bien si no fuese por el pequeño detalle de que no están trabajando.
En este debate de LinkedIn había una persona que comentaba que una entrevistadora le había dicho abiertamente que era una pena que tan solo una semana antes hubiese estado trabajando ya que al cambiar su situación no podía seguir adelante con su candidatura, pese a que encajaba muy bien en lo que estaban buscando.
Me resulta muy sorprendente que alguien que, supuestamente diga que se dedica a la búsqueda de talento, considere que una semana en la vida de una persona y un hecho, el estar trabajando o no, pueda llegar a marcar la diferencia entre un candidato válido o no.
A veces pienso que a las empresas les rebosa el talento ya que no tienen ningún miramiento en descartar a candidatos por hechos tan sumamente estúpidos como este, pese a que muchas de ellas hablan abiertamente de sus dificultades para encontrar candidatos.
Afortunadamente todavía hay empresas con cordura y hace un par de semanas un cliente me contaba la magnífica experiencia que había tenido al contratar a una persona que, podríamos haber considerado casi un desahuciado del mercado de trabajo: hombre mayor de 45 años, desempleado de larga duración y proveniente de uno de los sectores más castigados de la crisis.
Su experiencia había sido tan positiva que incluso me pidió poder buscar candidatos que estuviesen desempleados ya que, desde su punto de vista, tienen un plus de empuje, ganas y motivación que a veces no se encuentra en los candidatos que sí están trabajando.
Radiografía del candidato perfecto
¿Y en qué consiste ese candidato perfecto?
- Persona que esté dentro de un rango de edad que puede ir entre los veintiocho aproximadamente hasta finales de la treintena, o como mucho principios de los cuarenta, que si no ya son muy mayores.
- Experiencia mínima de 10 años para arriba, aunque tenga 28 años. El caso es pedir.
- Que esté en activo laboralmente, o por lo menos que no haga mucho tiempo que haya dejado su empresa (3 meses es un buen plazo porque se considera que todavía no le ha dado tiempo a perder ritmo).
- Que tenga una formación superior, uno o varios Másters y que hable varios idiomas, aunque luego no haga falta usarlo en el desempeño de su puesto de trabajo. Total, por el mismo precio 🙁
- Que esté altamente motivado, con ganas de dejarse la piel cada día, que no cuestione mucho algunas decisiones de la empresa porque al fin y al cabo te están ofreciendo la oportunidad de tu vida.
- Que tenga amplia disponibilidad para poder acudir a todas las entrevistas y demás pruebas que te plantee la empresa sin rechistar mucho ya que cuanto más largo y complejo sea el proceso, de selección más pinta de empresa seria y profesional tendrá.
Y llegados a este punto quizá sería bueno pensar que si parece casi un imposible encontrar al candidato perfecto, lo mismo sucede con las empresas.
Prefiero las empresas imperfectas con sus candidatos imperfectos.
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Igual a mi me encanta la manera en la que pones los puntos sobre las íes, y me encatna que el debate te llegue al alma y lo escribas y lo describas con esa pasión inteligente Isabel Iglesias Alvarez. ¡Buen trabajo!
Gracias Luis Alonso!!
Isabel
[…] Origen: El candidato imperfecto […]
Gracias Isabel por el reconocimiento a las personas que estamos en situación de desempleo, porque efectivamente no estamos paradas estamos reinventándonos y sin parar de formarnos para el día que consigamos ese empleo tan esperanzado demos lo más de nosotros. A veces pienso que realmente los reclutadores desconocen las habilidades que estamos adquiriendo formándonos en nuevas técnicas y conocimientos pana poner nuestro talento en valor de excelencia y que no lo estan aprovechando.
Gracias a ti Isabel por pasarte por el blog.
Es lo menos que podía hacer 🙂
ISabel
Hola, me ha gustado eso de » si no trabaja sera por algo «. Creo que el que diga eso es porque nunca ha estado buscando trabajo y no tiene ni idea que es estar preocupado por encontrar un empleo. Ese tipo de frases son odiosas y el que las dice es ….me callo.. lo dejo ahi.
Bueno, ayer hablaba de este tema porque yo me encuentro asi desde hace 3 meses, busco empleo ( no suelo incidir mucho en tomar esta conversación porque amarga la verdad ), comparaba algo que es absolutamente esencial entre la gente que busca empleo.
Me explico, el otro día vi en facebook algo referente sobre las personas que luchan por vencer a una enfermedad de cáncer, me llamo la atención porque alguien con esa enfermedad no le daba importancia a muchas cosas que nos rodean habitualmente me refiero a problemas mínimos que nos ocurren, lo único que importaba de verdad era curarse y vencer al cáncer. Era lo único que importaba » salir adelante y vencer ese importantisimo problema » .
Bien, una persona que busca empleo por mucho tiempo le produce tanto dolor interior que llega inevitablemente a la conclusión que le da igual que hacer o trabajar porque lo realmente importante es sentirse bien consigo mismo y tener la dignidad personal que se merece cualquier persona respecto a la vida laboral y al trabajo.
Las personas enfermas de gravedad se vuelven humildes humanamente hablando porque es mas importante curarse que cualquier estupidez cotidiana que no representa un problema mayor ademas de valorar los mas esenciales aspectos de la vida. Una persona que busca empleo se vuelve igual de humilde respecto a la actividad laboral que se le pueda presentar, me refiero que no tenga nada que ver con lo que ha hecho antes, ademas de adoptar una actitud de máximo respeto y educación a la hora de tener una entrevista y comportarse formalmente, cosa que como he leído en este blog hay entrevistadores bastante inadecuados, insensibles e irrespetuosos.
Objetivo: » TRABAJAR » y cuando apreta de lo que sea, lo digo con mayúsculas porque es muy esencial.
Respecto a lo que dices Isabel del rechazo continuo a un candidato con todos esos ejemplos es poner nada mas que problemas para que las personas que buscan no lo consigan nunca.
Imagina una persona enferma que no la dejen curarse ni tener esa extraordinaria fuerza interior para vencer a la enfermedad. Seria inconcebible verdad ??
Esto es un ejemplo y para la gente que trabaja en RR.HH les diria, por favor dejen que la gente que busca empleo lo encuentre y no pongan problemas absurdos como que es mayor, lleva tiempo buscando no es buen candidato, demasiada experiencia, no tiene estudios superiores aunque no haga falta, alto nivel de idioma aunque no haga falta… etc. etc. un sin fin de zancadillas que debe de soportar un candidato. En fin, absurdo.
Por ultimo, ya se que hay mucha gente buscando la gente que buscamos lo sabemos y a alguien tienen que contratar es cuestión de elección.
Saludos
Gracias Luis por pasarte por el blog.
Isabel
[…] Origen: El candidato imperfecto – descubriendo talento […]
Primeramente, transmitirte mis felicitaciones, Isabel. Magnífico artículo que pone el acento en ciertas «prácticas dudosa» (desgraciadamente) extendidas en los procesos de selección.
Valga por adelantado que cuanto voy a decir, no constituye un ataque generalizado y sistemático al gremio de RRHH. Tal solo me limito a describir y criticar determinadas (a mi entender) situaciones, producto de la experiencia vital de un servidor.
Sin reserva de duda, es un tema que daría para varios post. Con lo cual, me limitaré a plantear:
¿Si la situación del país fuese rebosante, esto es, no tuviéramos un paro crónico de más del 20% y al respecto la demanda no fuera palmariamente superior a la oferta, dichas empresas así como el personal de RRHH que sigue instrucciones de aquélla continuarían permitiéndose el lujo de descartar candidatos por dichas razones nimias y bizantinas? Hete aquí la cuestión.
En humilde opinión, tendría la osadía afirmar que «no». Por la sencilla razón de que, en ese escenario hipotético de bonanza económica, escasearían los desempleados y por tanto las solicitudes de empleo, y los reclutadores se preocuparían en conocer más a fondo a los candidatos.
Al respecto, ¿se imagina usted para un puesto en el cual se postulan 4 candidatos, cuyos perfiles podrían perfectamente cuadrar con aquél, que el reclutador descarta tan alegremente porque el candidato en cuestión «no tiene bien atados los cordones», o bien aunque tenga un «first» de inglés se le desecha porque la empresa pide un «proficiency» (que jamás utilizará)?. Y sí, he puesto ejemplos reales.
Tengo la impresión, y con ello no pretendo lanzar un ataque generalizado a todo el personal de RRHH, que dado el contexto económico actual, muchos reclutadores (y empresas) se sienten «poderosos» al tener a tantos candidatos y se permiten las licencias de «jugar con tantas olivas en el cesto» (estableciendo requisitos absurdos e innecesarios, las más de las veces, así como criterios de exclusión absolutamente arbitrarios).
Todo ello por no hablar de otras prácticas generalizadas que son rayanas a la ilegalidad (como, ad. ex. preguntar por la edad; el estado civil o las «proyectos vitales» a las candidatas, etcétera.).
En tales condiciones, ¿cómo se atreven a hablar de que les cuesta encontrar talento o que no tienen a «trabajadores comprometidos» a la vista de cuanto se ha dicho?
Es cierto que un trabajador puede «salir rana», o bien la empresa se puede equivocar al contratarlo. Y quizás hasta 2 o más equivocaciones. Pero, con miles de trabajadores «desempleados», y que las empresas todavía lleven sufriendo desde hace meses la dificultad de encontrar talento y a trabajadores comprometidos, sería legítimo preguntarse: ¿no puede ser que, quizás, el problema esté en ti y no en el trabajador?
Porque, lo que realmente molesta al candidato, no es tanto no ser elegido. Pues, a fin de cuentas, un reclutador es humano, y como tal puede equivocarse. Todos podemos cometer errores. Lo que realmente molesta es que a los candidatos se nos excluyan con base en criterios o decisiones arbitrarias y sin sentido.
Como muestra de botón, la experiencia de un servidor: puesto técnico para el cual se requiere experiencia, valorable formación jurídica. El resto de candidatos no cumplían todos los requisitos. Pero sí quien estas líneas suscribe. Sin embargo, la primera pregunta que más preocupaba al reclutador era ¿qué edad tienes?. En otro proceso, en una «prestigiosa» firma de RRHH, aconteció similar fenómeno. Ya antes de comenzar la entrevista, lo primero que exclamó el reclutador fue ¿eres mayor, no?. Vaya, resulta que puedes tener postgrados, experiencia, idiomas, etc., pero el mero hecho de pasar de los 30 convierten a uno en automáticamente «tonto» o «incapaz» (nótese la ironía) -claro, luego se quejan de que no encuentran a candidatos y tienen la terrible rotación que tienen-.
Pero, en suma, son reflexiones particulares de un servidor, que, como anticipaba, no pretenden ser un ataque generalizado a todo el colectivo de RRHH. Pues, malos y buenos profesionales, «haberlos loshay» en cualquier parte.
Por fortuna, hay profesionales como tú, Isabel, que tienen la valentía de hablar sobre estos temas que parecen ser «tabú» en el sector.
Por lo demás, agradecer la lucidez del artículo!
Gracias de nuevo Omar por tu comentario.
Para tu tranquilidad te diré que no me siento ofendida ni me he dado por aludida, jejeje.
Yo soy la primera que ejerce una crítica y autocrítica hacia las delexnables prácticas que se hacen en el área de RRHH. El otro día me decía una persona que le habían descartado por ser ¡calvo!!!! De verdad que no sé hasta dónde vamos a llegar con este tipo de estupideces. No sabía yo que el ser calvo, bajito, alto o melenudo tuviese un impacto directo en tu idoneidad como candidato.
En fin, esto no tiene fin hasta que más de una empresa vea que nadie llama a su puerta para trabajar en ella.
ISabel
Gracias por contestar Isabel.
Por otra parte, es grato que compartamos la concepción que tenemos de la autocrítica. Pues, al respecto, el conocimiento humano se ha contruido a lo largo de la historia en la crítica/revisión de las tesis, extraer de la misma algún elemento o detalle inadvertido, ver otro enfoque de las cosas, etc., para, a partir de ello, reformular planteamientos. Ello, en humilde opinión, es transpolable al mundo profesional, en relación con el cual estamos sujetos a la crítica permanente por parte de nuestros clientes y compañeros. Muchos profesionales, sin embargo, no lo ven así. Una lástima.
En otro orden de cosas, y en línea con el tema de debate y el ejemplo de que mentas, leí hace poco un incidente de selección que sufrió en «carnes» un compañero del ámbito. No tiene desperdicio. El susodicho en cuestión era un jefe de RRHH, que llevaba más de 15 años (si mal no recuerdo) ejerciendo sus labores, y un aciago día fue despedido. No obstante, no tiró la toalla, buscó y consiguió una entrevista. Un puesto para el departamento de RRHH. Todo debía ir bien. ¿Quién en su sano, a salvedad de que buscasen un perfil demasiado específico, iba a rechazar a un profesional senior con esa gran experiencia?. Pues sí, lo rechazaron. Y según palabras del pobre hombre fue «porque consideraban que el estar unos pocos meses desempleado ya había perdido mis capacidades». Demencial.
En suma, algo muy serio. Pero no ya por el propio candidato en sí, sino porque ello afecta a algo fundamental cual es la competividad de la empresa. Cuyo corazón es, precisamente, los «recursos humanos» que albergan o pueden llegar a captar.
Felicidades, excelente articulo. Me permito compartirlo. Saludos
Gracias Ofelia por tu comentario.
Isabel
Simplemente, genial.
Me declaro candidata imperfecta, con mis actualizaciones, mis ganas, mi motivación. Ver que hay personas que son capaces de ver el lado bueno al desempleo, me hace volver a creer que no todo está perdido.
Por supuesto que no Patricia!!!! me niego a pensar de esa manera. No existen los candidatos perfectos como tampoco lo son las empresas.
Me alegra saber que te ha resultdo útil para seguir adelante en tu búsqueda.
Isabel
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