Una de las cuestiones que más me gusta trabajar en Coaching son los roles que desempeñan las personas en sus relaciones con los demás.
Resulta llamativo como, por lo general, no somos conscientes de qué actitud adoptamos cuando nos relacionamos con los demás, y cómo este rol determina, en muchas ocasiones, nuestra forma de comunicarnos y de relacionarnos. Son los llamados juegos psicológicos.
Para ello, me resulta muy útil hablar del triángulo dramático de Karpman:
Este triángulo trata de explicar cómo funcionan las relaciones entre las personas y los posibles roles que se adoptan cuando hay conflictos.
Hay 3 posibles roles:
- Víctima: en este caso, la persona adopta un papel de vítima de la situación. Es habitual que diga frases del estilo: «¿Por qué me pasa a mí esto?», » Todo me pasa a mí», «Tengo mala suerte»…. La persona en el papel de víctima busca autocompadecerse y que alguien le salve de su situación. Es una situación cómoda para la persona ya que trata de despertar sentimientos de pensa y lástima en los demás.
- Perseguidor: a diferencia del papel de víctima, la persona que adopta el papel de perseguidor suele aprovecharse de las debilidades de los demás para descargar su rabia con ellos. Se trata de humillar sin mas, perseguir hasta que los otros se sientan culpables por lo que hacen o no hacen. En definitiva, esta persona piensa que él es el «bueno» y los demás los «malos».
- Salvador: la persona que adopta este rol trata incesantemente de salvar a todo el mundo de todos los males del universo, tanto si se lo pides como si no. Es uno de los roles más sutiles ya que puede confundirse con un falso deseo de ayudar, para convertirse en una manera de sentirse «importante» por el hecho de ayudar a los demás de los males que le rodean.El salvador ayuda por la necesidad intrínseca que siente de sentirse imprescindible y autocomplacerse, no tanto por un verdadero deseo de ayudar.
Lo más llamativo de este triángulo es que, una vez que has adoptado un rol, es relativamente sencillo ir saltándo de uno a otro.
Así, en una situación concreta, se puede adoptar el rol de víctima y en otra bien diferente la de perseguidor o de salvador.
¿Se puede salir de este triángulo?
Rotundamente sí.
Para ello, es fundamental ser consciente si se está adoptando alguno de estos roles en nuestra interacción diaria así como si los detectamos en los demás.
Resulta un ejercicio enriquecedor y muy potente poder descubrir cómo estamos actuando con los demás y qué tipo de juegos psicológicos usamos, porque no olvidemos que, aunque insconcientemente, los usamos.
Una vez detectado el rol que se está adoptando o el de nuestro interlocutor, tratar de contrarrestarlo haciendo algo diferente de lo que normalmente haciamos tanto si somos nosotros los que hemos adoptad alguno de esos roles como si lo estamos viendo en otra persona.
Ten en cuenta que las personas utilizamos esos juegos piscológicos porque nos funcionan con los demás y obtenemos «recompensas». En el momento en que dejamos de percibir esa recompensa, muy probablemente optemos por dejar de usar alguno de los roles.
«La mayor sabiduría que existe es conocerse a uno mismo»Galileo Galilei
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Genial artículo Isabel. Qué importante es ser consciente del rol adoptado para cambiarlo.
Gracias Myriam. Para mí ha sido una de las herramientas más útiles en coaching.